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Desde que Anavre consiguiera que fuese posible para los españolitos abanderar en otros países, siempre y cuando se pagasen todos los impuestos correspondientes, ciertos sectores han intentado evitar una fuga masiva de pabellones españoles.

Lo cierto es que han sido miles los barcos que han cambiado de bandera, principalmente a pabellón belga y holandés. Estos pabellones ofrecían la ventaja de no requerir ITB’s ni despachos, con mínimas exigencias en materia de equipos de seguridad, navegación y radiocomunicaciones a bordo; en muchos casos tampoco requerían titulación.

Obviamente, a la DGMM se le pusieron los pelos de punta y empezó a buscar «soluciones», todas ellas encaminadas a hacernos pasar por el tubo sí o sí. La primera fue con el tema de las titulaciones, al exigir que para manejar un barco en aguas españolas, el patrón dispusiese de la titulación exigida por su país de bandera o el de residencia o, en su defecto, el de su nacionalidad. Lo cierto es que esto no afectó mucho porque quien más quien menos no cambiaba de bandera por un tema de titulación, sino de revisiones, requisitos para navegar, etcétera.

En 2018, un proyecto de orden ministerial para equipos de navegación y seguridad a bordo exigía que los barcos abanderados en el extranjero propiedad de residentes en España siguieran la misma normativa en que los barcos españoles. Se lió parda. ANEN estaba a favor, pero acabó en una posición intermedia. Anavre (representando también a una serie de entidades como ADN, RANC o Federación de Pesca Responsable) y AEGY se opusieron frontalmente, amenazando con acabar en los Tribunales. La cosa acabó en una mesa de negociación en la que intervino Anavre (por sí y sus representadas), ANEN, AEGY y la Real Liga Naval (con la que Anavre mantiene un convenio de colaboración), que permitió mejorar sensiblemente la orden en materia de requisitos de equipamiento (de hecho, la racionalizó bastante), así como una tabla de infracciones y sanciones adaptada a la náutica de recreo, aunque no nos gustaba en exceso.

Ese documento se ha convertido en un proyecto de Real Decreto y ha sido sometido a la consideración de Bruselas (supongo que por aquello de aplicar a barcos no españoles normativa española) y debería someterse a otro trámite de información pública. Anavre ya ha anunciado que propondrá una especie de «enmienda a la totalidad», pidiendo que se incorporen a ese texto legal todo lo que lleva años proponiendo y se propuso para el proyecto de orden y se nos dijo que era materia de Real Decreto.

Entretanto, Bélgica ha cambiado su legislación y ya no podemos abanderar allí; en Holanda ha habido problemas y no se sabe muy bien cómo acabará; Reino Unido se larga de la UE… Y nosotros buscando opciones, y la bandera que parece se pondrá de moda es la de Polonia, que no exige inspecciones para barcos de uso particular y cuyos certificados se emiten una vez en la vida y no hay que andar por ahí pendiente de renovaciones y burocracia que abunda por estos lares.

Así, no olvidemos que, pase lo que pase con la normativa española, esta deja de aplicarse en cuanto estamos en aguas internacionales o de otro estado y que… siempre nos quedará Polonia

Jaime Darder es vicepresidente de la Asociación de Navegantes de Recreo.

 

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