Llega 2021, tras un 2020 lleno de
sinsabores, pérdidas irreparables, incertidumbre y miedo, que también
nos ha enseñado a afrontar lo imprevisible, y a encontrar métodos
alternativos para luchar por nuestro objetivo, una normativa
náutico-recreativa lógica y comprensible.Encaramos este 2021 con optimismo, con ganas de volver a la normalidad,
y de completar nuevos proyectos. Entre ellos, el cambio de formato de
nuestro Boletín, que empieza con esta edición, y que incluirá
entrevistas, reportajes y mayor colaboración con nuestras empresas
asociadas.Esta Junta Directiva fue elegida al inicio de la pandemia, así que sólo
nos hemos podido reunir telemáticamente, y no hemos podido estar con
vosotros en eventos como salones náuticos, reuniones de socios, etc…
Ahora bien, si alguien estaba preparado para el teletrabajo, esa es
Anavre, nacida en un foro de navegantes y que siempre ha realizado una
gran parte de su tarea y comunicaciones de forma telemática y
descentralizada. Simplemente, hemos aprendido a usar algunas
herramientas nuevas, pero no hemos cambiado esencialmente de forma de
trabajar. Este año, además, hemos recibido más comunicaciones que nunca
por parte de los miembros de Anavre.
Y esa preparación ha dado sus frutos, repasemos algunos a continuación.
La propuesta para conseguir el retorno al mar de la flota de recreo
española, que se consiguió antes del final del estado de alarma, más de
un mes antes de lo previsto, formulada por Anavre y multitud de
asociaciones de carácter local, autonómico y nacional, y negociada a
múltiples niveles con las administraciones públicas, fue el proyecto con
más apoyo social y empresarial jamás presentado ante la DGMM.
También se consiguió el reconocimiento de la náutica recreativa como
actividad de turismo activo, algo que entendemos de gran importancia de
cara al futuro que debería traducirse en un mejor tratamiento de la
náutica por parte de las administraciones.
Por otra parte, nuestra relación con la DGMM es más fluida que nunca,
aunque no exenta de divergencias, por una parte,la consecución de
antiguas y reiteradas peticiones que redundan en beneficio de los
navegantes nos alegra y, por otra, vemos con preocupación como en
ciertos casos es posible que incluso tengamos que acudir a los
Tribunales (a alguno de ellos se alude en este boletín).
Y, por primera vez, hemos estado presentes en un salón náutico virtual,
el Balearic Yacht Show, un éxito de participación y asistencia.
La remodelación de la normativa náutica española, actualmente en fase
inicial por la administración, supone un gran reto y llevamos meses
trabajando en una serie de propuestas que entendemos responden a los
objetivos de Anavre y la experiencia acumulada en los ya 11 años de vida
de nuestra Asociación, que son ya parte inseparable de las vidas de
muchos de vosotros, y de la mía, pues es la segunda vez que tengo el
honor y la responsabilidad de presidir la Asociación de Navegantes de
Recreo.
Afortunadamente, me acompaña una Junta Directiva extraordinaria, en la
que nadie se queda quieto y todos son capaces de asumir tareas de forma
individual y contribuir a aquellas que realizamos de forma colectiva. Y
nuestros Delegados también contribuyen con su inestimable colaboración.
Anavre vive gracias a vosotros, sus socios, y precisa de vuestra
aportación, allá donde estéis tenéis cerca un Delegado de Anavre,
alguien que podrá transmitir vuestras inquietudes e intentar solucionar
vuestros problemas. Necesitamos vuestras ideas y propuestas, así como
que nos informéis de lo que ocurre en vuestras áreas de navegación, no
sólo sois los ojos, sino también los mejores portavoces de nuestra
Asociación, siempre he pensado que necesitamos crecer, aumentar nuestra
base social, por ello os pido que habléis con vuestros compañeros de
pantalán, vuestros compañeros de travesía y navegantes en general y les
invitéis a unirse a Anavre. Cuantos más seamos, más fácilmente seremos
escuchados y más fuerza tendremos para conseguir nuestros objetivos, que
se resumen en que navegar sea fácil y que se trate a los navegantes de
recreo como personas responsables, y no como los niños necesitados de
tutela que a veces las administraciones públicas parecen pensar que
somos.